jueves, 15 de enero de 2015

Google traduce conversaciones en tu móvil en tiempo real


El brasileño Otavio Good pone el móvil sobre la mesa, pulsa un botón y habla en su portugués nativo. Barak Turovsky, ruso, espera unos segundos y escucha una voz robótica en su idioma, en el que contesta. Ambos hablan inglés en su día a día y trabajan juntos en los laboratorios de reconocimiento de lenguaje de Google, pero quieren demostrar la capacidad de su herramienta en primera persona.
 
Muy parecido a lo que hace menos de un mes vislumbraba Skype, pero en la misma habitación. No funciona en videoconferencias, sino en el mundo real, con dos personas presentes. El avance no es una nueva aplicación, tampoco un servicio. Teóricamente es tan solo una actualización del traductor de Google, pero será de gran utilidad en multitud de situaciones.
 
Esta no es la única innovación, que se verá tanto en la versión para Android como en la de los aparatos de Apple. Good llegó a Google en mayo del año pasado, cuando Google compró su aplicación, Word Lens. Basta con apuntar a un cartel en otro idioma y ver en pantalla lo que quiere decir en el tuyo. Perfecto para saber qué dicen los signos que llevan a un monumento o leer el menú de un restaurante sin demora. También para entender la portada de un diario. El sistema combina el clásico OCR (reconocimiento óptico de caracteres), la tecnología de los escáneres, con la realidad aumentada. Se convierte la imagen en texto, se traduce y se muestra sobreimpresa sobre la original sin sensación de espera.
 
El traductor oral utiliza aprendizaje automático, machine learning en inglés, una técnica usada dentro del campo de la inteligencia artificial que imita la forma de adquirir conocimiento de los humanos.
 
Cuanto más se usa, más acertados serán los resultados. Cuantos más datos recoja, más posibilidades de acierto. Turovsky estima la tasa actual de éxito del traductor de voz en un 80%. “Sabemos que hay errores, pero una mala traducción es mejor que nada”, defiende. El sistema, por supuesto, no es perfecto. Las frases hechas siguen siendo un reto en cualquiera de los idiomas. También los acentos y fórmulas que cambian por región.
 
La suma de ambas novedades, virtualmente, ofrece libertad de movimiento a turistas y profesionales en tránsito. “Tener una conversación con un taxista o saber cómo llegar a un lugar se convierte en un acto sencillo”, explica el brasileño.
 
Aunque carece de anuncios y no genera ingresos para Google, Translate cuenta con más de 500 millones de usuarios activos mensuales. El 95% de los mismos están fuera de Estados Unidos. Brasil y México son los que cuentan con más actividad.
 
La traducción de voz funciona en 36 idiomas. En el caso de la traducción de carteles o textos con la cámara, los idiomas son algo más limitados: sólo se puede de inglés a francés, alemán, italiano, portugués, ruso y español. Y viceversa, pero siempre desde o al inglés. No se puede, por ejemplo, mostrar un cartel que está en italiano y traducirlo al español. La cifra sube hasta los noventa lenguajes si se trata de traducciones escritas, para páginas web, por ejemplo.
 
Ambos ingenieros insisten en que Google no tiene intención de cobrar por estos servicios. Cada día realizan más de 1.000 millones de traducciones.
 
Fuente:www.elpais.com

martes, 13 de enero de 2015

Los mejores gadgets de CES 2015

A pesar de la lluvia de tendencias, como el hogar inteligente, o las promesas de futuro, como el coche sin conductor, CES ha dejado un buen puñado de novedades que saldrán al mercado a lo largo de 2015.
Para vestir: 2015 se perfila como el año de los wearables. Pocas gafas, salvo si Smartwatch 3 podría pasar por un elegante reloj de pulsera... hasta que se empieza a hablar con él. Su corazón es Android Wear, por fuera, aluminio pulido en el bisel y la correa. La firma japonesa ha desbancado al que hasta ahora lideraba, el Moto 360. Más resistente, mejor duración de batería y aplicaciones más elaboradas que permiten usarlo con menor dependencia del móvil.
son de realidad aumentada, como las Oculus VR propiedad de Facebook, y mucho reloj. Mientras se espera la irrupción real de Apple en el mercado, Sony ha sido protagonista de la muestra con su tercera propuesta.
TV, la reina del salón: Sucede como con los periódicos, hace más de una década que se da por muerta, pero sigue vigente y con grandes novedades. Los últimos modelos llevan conexión a Internet, graban programas y mejores pantallas. Destaca especialmente la apuesta de Sony con Bravia X900C, una televisión más fina que la pantalla de los ordenadores portátiles.
Momento Revival: Vuelve el walkman, el original. Lo hace sin cassette analógica, pero con un precio solo apto para caprichosos, 1.100 dólares. ZX2 se llama, lo fabrica Sony, que tiene la marca registrada. El precio se justifica por una calidad de sonido 30 veces superior a la del MP3. La misma promesa que durante más de 10 años reitera Neil Young con su Pono, algo más estridente y con precio por desvelar. El viejo roquero se dejó ver por la feria. Todo sea por hacer que se hable del producto. Los Meccano, las piezas de toda la vida, han vuelto en forma de robot programable. Responde al nombre de Meccanoid.
El hogar: Termostatos conectados al móvil, utensilios de cocina de gran precisión, robots capaces de hacer un caffé latte digno del mejor barista… tanto para que al final el aparato para el hogar más sorprendente sea una lavadora dentro de otra. Los coreanos de LG han pensado que un mismo lavado puede servir para la ropa normal y la más delicada. Cada compartimento cuenta con su propio programa. El sistema se llama Twin Wash. Muy en su línea. Hace tres años sacaron un frigorífico que enfriaba las latas en 15 segundos. Una fórmula como otra cualquiera para conseguir relevancia aunque las ventas sean residuales.
Móviles: Los grandes modelos se siguen reservando para el MWC de marzo en Barcelona. Las versiones más modestas sí se adelantan en Las Vegas. Incluso las irrisoriamente baratas, como es el Nokia 215, de 29 dólares. Por no ser, no es ni ‘smart’, pero permite navegar por Facebook. La china Xiaomi ha sido la más arriesgada con Redmi Note 2, características de gama media por 100 dólares.
Fotografía: Aunque Canon sigue renovando su catálogo de objetivos como si no pasase nada, o Polaroid intente sumarse a la moda Instagram con filtros en las cámaras instantáneas, el selfie es el protagonista de la fotografía en CES. Lenovo sigue alimentando la fiebre con un artilugio que promete convertirse en un digno sucesor del palo-selfie, un flash circular (como los que usan los profesionales del retrato, pero versión reducida) que se conecta a través de la clavija de los auriculares. Costará 25 dólares.
Pizza impresa: Las impresoras 3D se multiplican. Han contado con zona propia, las hay de diferentes precio, tamaños y materiales, pero la que más innova es la que es capaz de hacer una pizza de principio a fin. La comida se imprime. XYZ promete sacarla al mercado antes de que termine el año y no solo hará pizza y figuritas de chocolate.
Estar en forma: La medición del ejercicio es una de las tendencias más marcadas. Nike ha coqueteado con los gadgets, pero no estuvo presente en CES. Under Armour, una de las firmas emergentes, tuvo zona propia para explicar cómo su ropa se conecta al móvil. Si llama la atención un planteamiento, es el de Fitbit. Comenzaron con sensores muy limitados pero buena interfaz en la aplicación. Poco a poco, han mejorado la gama hasta dar con un aparato para cada perfil. Surge es el primer modelo para los entusiastas del deporte. Toma el pulso de manera constante y promete, con el uso, un análisis más efectivo de datos que la competencia.
 
Fuente: www.elpais.com
 

jueves, 8 de enero de 2015

Un paseo por el futuro de la tecnología

Comenzó como un experimento, siguiendo la estela de las pequeñas y florecientes startups que se creaban a solo una hora de avión, en Silicon Valley. Eureka Park es la zona donde los pequeños inventores pueden exponer sus avances en el CES, la mayor feria de consumo electrónico del mundo, que se celebra estos días en Las Vegas. En su cuarto año, Eureka Park supera las 300 empresas, un 50% más que el año pasado. En esta zona, donde se encuentra desde un oso de peluche que vigila a la niñera a través de una app a un patinete eléctrico, tienen cabida las pequeñas y medianas empresas del mundo de la tecnología. En Eureka Park fue, por ejemplo, donde se presentaron por primera vez las impresoras 3D.
 
El crecimiento no ha sido por generación espontánea. Hay dos factores que lo han impulsado y convertido en uno de los atractivos de CES. Por un lado, la aparición de plataformas de financiación colectiva, como Kickstarter e Indiegogo. Casi siempre van a CES cuando el producto ha conseguido suficiente músculo financiero en forma de reservas antes de que los aparatos entren en producción, cuando tienen un prototipo casi listo para salir al mercado.
 
Ese es el caso de Gabriel Bestard Ribas, creador de la cerradura inteligente Goji. Acaba de ser reconocido por la organización con uno de los premios al mejor aparato para el hogar y espera que su invento salga al mercado esta primavera en EEUU.
 
El otro factor de crecimiento ha sido el asesoramiento y consejo para tomar las decisiones correctas en cada momento. En la parte central de Eureka Park se encuentra un escenario en el que se suceden charlas, competiciones y ponencias. Up Global, una empresa sin ánimo de lucro, con apoyo de Google, Coca-Cola, American Express y las fundaciones Kauffman y Case, ofrece asesoramiento sobre los diferentes aspectos que afectan a los emprendedores: márketing, búsqueda de financiación y las últimas tendencias tecnológicas. Carla Pérez Vera, responsable de eventos especiales en la empresa, explica el porqué de este papel: “Eureka Park comenzó para ayudar a sacar a la luz las innovaciones que antes quedaban en la sombra. Ahora se han convertido en parte esencial de CES. Además, se da apoyo a las startups con sesiones con mentores, competición de producto y contacto con los medios".
 
Bestard Ribas no es el único español presente. Wetech, nacida en Gijón, ofrece anillos, pulseras, relojes y abalorios con chips NFC y bluetooth. Raúl del Coso es su creador: “Apostamos por el diseño, por incluir tecnología en productos que ya existían y aportar un valor por medio de una aplicación”. De momento, su bisutería oscila entre los 35 y 60 euros y funciona con móviles Android. Permite pagar con un solo gesto en el terminal, en el caso de las pulseras. Los colgantes con forma de muñeca se encienden y vibran al recibir una llamada sin tener que sacarlos del móvil. Otro uso para los anillos y relojes que ofrece es mandar la localización a un amigo, recordar en qué punto se aparcó el coche o abrir puertas.
Jenax no es exactamente un wearable pero nació pensando en ellos. Se trata de una batería que se dobla. Bueno, no solo se dobla, también se pliega, como si fuera papel. Son de Corea del Sur y aseguran que su solución podría dar hasta una semana de autonomía a los relojes inteligentes que se multiplican durante la feria. Ellos apuestan por integrarse en la correa. No se dirigen al consumidor final, por ahora, pero sí tienen en su plan ofrecer baterías externas para móviles que se puedan guardar como si fuesen una cartulina.
 
Ir de pasillo en pasillo no es sencillo. La expectación los bloquea. A esto se suma un medio de transporte sorprendente, el IOHawk, una versión avanzada del Segway, aquella supuesta revolución para moverse por la ciudad que ha quedado relegada herramienta para los guardias de seguridad en centros comerciales. Carece del pilar frontal que servía de manillar. Se maneja solo jugando con el peso del cuerpo, muy parecido a cuando se esquía. La firma que lo fabrica, radicada en un pueblo de California, Montebello, espera sacarlos pronto al mercado por 1.800 dólares. La autonomía, por ahora, es modesta, 19 millas.
 
Yossi Barath es un veterano en este área. Hace dos años mostró las bondades de un chip que fabricaba silencio. Su empresa, Silentium, de Tel Aviv, se ha empleado a fondo para poder aplicar la potencia de su invento en un producto final. A primera vista parece un secador de peluquería de hace 30 años. Una cápsula cónica que aísla. Basta con ponerse debajo para dejar de escuchar el constante runrún de la feria. “Puedes escuchar tu propia música, o llamar por teléfono sin molestar y sin que te escuchen”, explica el fundador. El precio depende de la envergadura del pedido. Barath piensa en clientes que van desde empresas a hospitales, centros de convenciones o incluso restaurantes y discotecas.
 
Los italianos Foome atacan un problema mundano pero recurrente, la alcoholemia, especialmente al volante. Lo que parece un llavero algo estridente es, en realidad, un detector a través del aliento. Marco Barbetta, director técnico de la empresa, insiste en que es similar al que usan las autoridades: “Pensamos que puede ayudar a ser responsables. No solo por las multas, sino, sobre todo, por la seguridad en carretera”. El aparato se conecta a la clavija de los auriculares del móvil y la aplicación hace el resto. En su país ya se vende por 49 euros, pero en EEUU costará 70 dólares. No hace falta cargarlo y, según el país en el que se esté, adapta el límite legal permitido para evitar sorpresas.
 
Eureka Park permite lo que las grandes firmas no se atreven a hacer. Virar, pivotar, pensar diferente, experimentar sin demasiado miedo. Al fin y al cabo, no hay accionistas mirando la cotización de la empresa, tan solo entusiastas dispuestos a desembolsar una cantidad a cambio de ser los primeros en tener en sus manos los ‘gadgets más sorprendentes.

miércoles, 7 de enero de 2015

Los españoles son los europeos que más usan WhatsApp

España es el país europeo en el que los usuarios de telefonía móvil usan más los servicios de mensajería instantánea independientes que no dependen de los operadores como WhatsApp, Line u otros similares. Así, un 51,5% de los usuarios de móvil los usan diariamente y el 83% de los poseedores de teléfonos inteligentes (Smartphone) lo emplean al menos una vez por semana, muy por encima de otros países como Holanda (67%), Alemania (43%), Portugal (34%), Reino Unido (30%) Bélgica (20%) y Francia (15%), según el informe Caracterización del uso de algunos servicios over the top en España publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
 
Los servicios OTT (over the top, en inglés) son aquellos que se ofertan sobre Internet sin mediar control alguno ni gestión específica por parte de los operadores de red. Por tanto, son servicios que requieren que el usuario final disponga de una conexión a Internet y se contraponen a los servicios IP que prestan y gestionan los operadores de comunicaciones electrónicas usando canales distintos y con una calidad garantizada.
 
La consecuencia de este despegue de la mensajería móvil ha sido el brutal descenso de los consumos tradicionales de SMS que han caído un 61% desde 2011, mientras que los consumos de voz han disminuido en un 13,2%. Entre los que usan WhatsApp u otras aplicaciones similares, un 63,3% no demandan servicios SMS y entre los que continúan utilizándolos el grupo mayoritario es el de los individuos que han reducido sus consumos más de un 50%.
 
En los dos últimos años el porcentaje de usuarios de Internet en España ha crecido un 124,3%, alcanzando ahora el 74,9% de la población. Ese crecimiento se debe sobre todo al aumento de las conexiones de banda ancha móvil sobre el terminal: entre 2011 y 2014 el porcentaje de líneas móviles con un servicio de banda ancha móvil vinculado creció un 134,5%.
 
Por lo general, no parecen existir grandes diferencias entre los tipos de usos de Internet según el tipo de conexión: fija o móvil (sobre el terminal). Los usos que presentan más diferencias son la descarga de contenidos audiovisuales (con un porcentaje de uso entre clientes de conexión fija del 38% y del 21,2% entre los de banda ancha móvil) y las compras (29,2% en usuarios de conexión fija y del 16,4% en móvil)
 
Los usuarios cuyas edades están entre los 16 y los 34 años son los que más demandan terminales inteligentes y servicios de banda ancha móvil: aproximadamente siete de cada diez usuarios de estas edades dispone de Internet sobre el móvil cuando la tasa en el conjunto de usuarios es del 59,6%.
 
Además, también existen divergencias en los tipos de uso de Internet de los usuarios según sus edades: los usuarios de Internet en las franjas de menor edad son más proclives a usar herramientas de comunicación y socialización online y, también, la descarga de contenidos o el uso de juegos en red. Por ejemplo, un 77,3% de los usuarios entre los 16 y los 24 años emplean el servicio de mensajería y un 76,5% las redes sociales, cuando los porcentajes respectivos para todos los usuarios son del 59,4% y del 55,6%. De modo similar, estos usuarios son los que más descargan música, vídeos y películas, y los usuarios entre 25 y 34 años los que más emplean las descargas de software y los juegos en red.
 
Asimismo, a pesar de que el 36,7% de los individuos con acceso a Internet visionaban contenidos audiovisuales sobre Internet con una relativa frecuencia (al menos una vez en la última semana), el porcentaje de hogares que los contrataba era muy reducido: un 0,6%. La conclusión es que estos servicios de pago, rivales a la televisión de pago ofertada por los operadores, no son a día de hoy significativos.
 
En cambio, la demanda de televisión de pago podría estar limitada por el elenco de ofertas gratuitas, en gran parte por la televisión en abierto (un 79,4% de los hogares sin televisión de pago mencionaba que la razón para no disponer de este servicio era la oferta gratuita de canales), pero también por los contenidos gratuitos distribuidos por Internet (mencionados por un 6,4% de los hogares). Por último, entre los usuarios que visionaban contenidos por Internet los dispositivos más empleados eran el ordenador portátil y el ordenador de sobremesa, seguidos por el teléfono móvil.
 
Fuente: www.elpais.com

miércoles, 31 de diciembre de 2014

El final de las contraseñas

Con saqueos masivos de datos como el de Sony, el mayor ciberataque padecido por una empresa, o el que sufrió Apple hace unos meses, cuando decenas de fotos privadas de actrices de Hollywood fueron robadas y difundidas por todos los rincones de la red, hablar de Internet y seguridad se ha convertido casi en un oxímoron, una contradicción en los términos. La mayoría de los expertos considera que el actual sistema de contraseñas que rige la red ha caducado por lo incómodo que resulta para los usuarios y, como queda cada vez más claro, por su falta de fiabilidad. El futuro se encuentra en los sistemas de doble autenticación y en la biometría, campo en el que varias empresas españolas están en la vanguardia. Mientras tanto todos los expertos en seguridad dan el mismo consejo: generar contraseñas más complejas para, en la medida de lo posible, entorpecer el trabajo de los ladrones de datos.
Como ha escrito el experto en informática de The New York TimesFarhad Manjoo, “no mandes un mail, no subas una foto a la nube, no mandes un mensaje de texto, al menos si tienes cualquier esperanza de que siga siendo privado”. El problema está en que cada vez tenemos más datos y más importantes en Internet, ya sean bancarios, profesionales o personales, y cada vez están más expuestos. La página web www.databreaches.net calcula que se han producido 30.000 robos de datos en todo tipo de empresas en los últimos diez años, con una inquietante aceleración en 2013 y 2014.Javier García Villalba, profesor del Departamento de Ingeniería de Software e Inteligencia Artificial de la Universidad Complutense de Madrid, asegura: “Una contraseña por sí sola ya no ofrece suficiente seguridad. Los ataques informáticos comprometen por igual cualquier contraseña, sea buena, mala o regular”.
“Las contraseñas se consideran inseguras prácticamente desde su nacimiento”, explica por su parte Alejandro Ramos, profesor del Master en Seguridad de las tecnologías de la Universidad Europea de Madrid. “El problema es que se han utilizado en todos los sistemas de información y nos hemos acostumbrado a su uso. Cambiar y aprender nuevos métodos de autenticación no es sencillo y ese es el motivo principal por el que hoy en día siguen utilizando”. Un estudio dela empresa estadounidense Fortinet, especializada en sistemas de seguridad reforzada, asegura que cada usuario maneja como mínimo 25 sitios con contraseñas, aunque sólo se utilizan 6,5 claves diferentes de media, lo que debilita todavía más la protección. “El objetivo es buscar soluciones tecnológicas que eliminen las contraseñas que hacen cada vez más complicado moverse en la web”, explica el director para España de PayPal (la principal empresa de pago por Internet), Estanis Martín de Nicolás. Javier Barrachina, responsable de producto de la empresa FacePhi, una startup alicantina que ha desarrollado un sistema de reconocimiento facial a través del móvil que acaba de ser comprado por la Asociación de Bancos del Perú (ASBANC) que agrupa a 16 entidades, se muestra rotundo: “El final de las contraseñas es algo inevitable. Antes teníamos que aprender decenas de números teléfono de memoria, ahora nos parece inconcebible. Es que además trabaja a favor de las personas”.
Entonces, si las contraseñas han muerto, ¿cuál es el futuro? “Los expertos determinan que existen tres factores de autenticación, que se definen por algo que sabemos, algo que tenemos y algo que somos”, explica Daniel Firvida, coordinador de operaciones del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), una sociedad estatal adscrita al Ministerio de Industria, Energía y Turismo cuya misión es reforzar la seguridad de la información en Internet. Algo que sabemos sería la contraseña tradicional, algo que tenemos serían las tarjetas de coordenadas o las aplicaciones para generarlas que actualmente utilizan casi todos los bancos, que exigen una doble autenticación antes de realizar cualquier operación importante, y algo que somos sería la biometría, la autenticación a través de la voz, la huella dactilar o el iris.
Desde un octavo piso de la Gran Vía que ofrece una vista impresionante sobre Madrid, Emilio Martínez, CEO de la empresa madrileña Agnitio, ofrece una visión de un futuro que ya forma parte del presente. Su empresa, conocida por un programa de reconocimiento de voz que utilizan las policías de casi 40 países, ha creado un sofisticado programa para reemplazar las contraseñas por el reconocimiento de voz dentro de la alianza internacional FIDO, el proyecto más ambicioso para dar un salto adelante en la seguridad en Internet. Impulsada por PayPal y con gigantes como Google, Microsoft, Samsung, Visa, MasterCard, Alibaba, BlackBerry o Bank of America entre sus miembros, el objetivo de esta alianza es ofrecer nuevos métodos de seguridad que se conviertan en standards para pagar o manejar datos. Apple, a través de ApplePay que está incorporado en EEUU a sus nuevos aparatos como el iPhone 6, también permite nuevas formas de pago, con una seguridad mucho más sofisticada. Este teléfono, como el último modelo de Samsung, ya se desbloquean con un sistema biométrico y permiten realizar pagos sólo con la huella dactilar como identificación.
“Las contraseñas están heridas de muerte, pero no muertas”, explica Emilio Martínez. “Ya existen las bases tecnológicas y de estándares de pago que nos permitan ir sustituyéndolas pero su incorporación es lenta”, agrega. Martínez recuerda cómo ha ido evolucionando la industria del pago, desde los viejos tiempos en que con una firma bastaba para utilizar una tarjeta de crédito –recordar ahora las viejasbacaladeras que dejaban una reluciente copia en papel carbón de la tarjeta pone los pelos de punta– hasta la paulatina incorporación de los chips a las tarjetas de crédito –se crearon en 1998 pero tardaron más de diez años en generalizarse–. La clave no está sólo en incorporar sistemas de seguridad muy sofisticados utilizando los sensores de los que disponen los teléfonos para captar la voz, la imagen o las huellas dactilares –los cálculos de la industria indican que en 2017 habrá 990 millones de móviles que incorporen estos sistemas–, sino en la forma de almacenar la información. Para los expertos, un avance fundamental es poner en marcha sistemas que hagan que las compañías no almacenen las contraseñas, que sólo las tenga el cliente –es lo que se denomina contraseñas cerradas y abiertas–. De esta forma, aunque sufra un ataque, los daños serían mucho más reducidos que ahora.
El problema es que la biometría todavía plantea muchos desafíos: es más fácil utilizarla en un teléfono que una página web y debe ser incorporada de manera generalizada por la industria, desde los comercios hasta los bancos o las empresas que manejan información en la web (básicamente, todas). Como explica Javier García Villalba, “está bien para entrar en un edificio, pero no para conectar con Melbourne”. “De momento lo más seguro parece el uso de lo que se llama autenticación de dos factores, donde además de una contraseña se utiliza alguna medida biométrica o algo que el cliente posee como una calculadora, el teléfono móvil. Esto hace que el compromiso de una contraseña cause menos daño y, aunque no es tampoco un sistema totalmente fiable, ofrece mucha mejor seguridad”, agrega este profesor de la Complutense.
Fuente: www.elpais.com

sábado, 27 de diciembre de 2014

Financiador 2.0 busca emprendedor

La manida frase “No des peces a un hombre, enséñale a pescar” tiene, desde la irrupción de los microcréditos, una coletilla: “Y, además, recibe de vuelta parte de sus capturas”. En el caso de la nueva realidad de los microcréditos P2P (peer to peer, literalmente, de punto a punto y, en sentido figurado, entre particulares) podría añadirse una expresión del tipo: “Y hazlo desde tu ordenador o móvil, cómodamente”.
La entrada en juego de numerosas webs dedicadas a la gestión de microcréditos P2P ha cambiado el panorama de la ayuda al desarrollo y el modo de trabajo de numerosas ONG. Frente al apadrinamiento o la donación, hay páginas que proponen proyectos con nombre y apellidos. José Francisco, de El Salvador, necesita 900 dólares para comprar semillas y herbicidas para su plantación. Roselyn, de Filipinas, precisa 300 dólares para adquirir arroz y venderlo en su pequeña tienda. Son dos emprendedores a los que podemos apoyar a través de Kiva, la plataforma de préstamos P2P más grande del mundo. Para respaldarlos, solo hay que darse de alta como usuario y donar.

Facilidad de uso, manejo intuitivo, donaciones a partir de 25 euros… El modelo propuesto por las páginas de microdonaciones P2P parece asegurar el futuro de la ayuda al desarrollo. “Por un lado, el usuario invierte en un proyecto y, como financiador, recupera el dinero. Por el otro, la persona que recibe el dinero deja de ser un simple beneficiario y se convierte en un pequeño empresario que crea tejido industrial en su comunidad. Es mejor ayudar a poner en pie una empresa que venda filtros de agua que simplemente donar los filtros”, reflexiona López-Escorial.“Kiva ha conseguido movilizar 625 millones de dólares, una cantidad enorme para el sector de las ONG. Hablamos de más de 1.200.000 prestamistas particulares”, explica María López-Escorial, profesora del Instituto de Empresa y experta en microfinanzas. No obstante, aunque hablemos de préstamos entre particulares, no hay que olvidar que existen intermediarios: la plataforma web, la entidad microfinanciera que gestiona los fondos en el país de destino, etcétera. “Hay otras webs, como MyC4.com, que tienen sus propios agentes en África, sustituyendo a las entidades microcrediticias, pero no crecen como Kiva porque resultan más complejas, tanto de gestionar como para el usuario”, asegura López-Escorial.
El futuro pasa por ampliar el modelo y dejar de entenderlo como una relación vertical entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo. “En Kiva ya existen proyectos de emprendedores estadounidenses a los que apoyar”. Quizás, a medio plazo, podremos financiar, además de pequeñas empresas en Kenia o Bangladés, micronegocios en Andalucía o Galicia: la globalización de la nueva solidaridad.

Fuente: www.elpais.com 

lunes, 22 de diciembre de 2014

¿Qué fue del bitcoin?


Una divisa, un sistema. En la sociedad del código abierto, tenía que aparecer el dinero de código abierto. Lo llamaron bitcoin y, como el euro o el dólar, también sirve para intercambiar bienes y servicios, pero de manera muy distinta. El bitcoin es, por un lado, una moneda virtual (se consigue en casas de cambio alojadas en Internet), también un protocolo de intercambio y, por otro, una infraestructura que está detrás, un ecosistema. Es cierto que, en los últimos meses, los titulares de los periódicos han mencionado el bitcoin como moneda especulativa, y países como Rusia o China han pasado de la tolerancia laxa a la prohibición tajante. Se ha hablado de burbuja porque el precio de la divisa ha fluctuado en apenas tres años de unos pocos dólares hasta superar el millar, para volver a caer estrepitosamente tras el cierre a principios de este año de MtGox, una de las mayores plataformas de cotización de la moneda. Pero también es verdad que el bitcoin ha encontrado tranquilidad desde que el operador dejó de funcionar.
 
La moneda de Internet. La criptodivisa ha vuelto a estabilizar su precio y, por esa razón, según reconoce el experto Víctor Escudero, “el número de transacciones con bitcoins ha seguido subiendo; de hecho, el nivel de aceptación es cada vez mayor”. El bitcoin se ha convertido en la moneda de Internet y suma adeptos. El presidente ejecutivo de eBay, John Donahoe, ha alabado sus méritos en una entrevista en Financial Times, y PayPal, el gigante de las transacciones digitales, ha comenzado a aceptar su uso en Estados Unidos. “El bitcoin es una divisa alternativa que ha supuesto una disrupción tecnológica en el mercado. Como pioneros en pagos online, sabemos lo complejo que es gestionar transacciones a nivel mundial en un entorno regulado. Nuestro objetivo sigue siendo ofrecer la máxima seguridad y comodidad a los usuarios durante su compra, a la vez que flexibilidad y libertad de elección”, asegura Estanis Martín de Nicolás, director general de PayPal España y Portugal. Víctor Escudero afirma que, en un futuro cercano, “veremos que más y más empresas empiezan a hacer uso de esta tecnología”.
 
Moneda virtual, cajeros físicos. Mientras, el bitcoin parece vivir un momento dulce en nuestro país con proyectos como #CalleBitcoin, a través del cual más de 200 establecimientos y servicios de toda España permiten el pago con la moneda, entre ellos Agatha Ruiz de la Prada, Do Eat, las tiendas del centro comercial madrileño ABC Serrano o The Geographic Club. Iniciativas más que relevantes, como destacaba el analista
de divisas Félix Moreno a finales de octubre durante la presentación del primer cajero de compraventa de bitcoins, situado en el hotel madrileño One Shot Recoletos 04. Un paso más en el proceso de normalización de la criptomoneda, según Escudero, porque los cajeros acaban con el miedo a lo intangible, “una de las mayores barreras que tiene en la actualidad esta moneda digital”.
 
Sin Dios ni amo. De este dinero virtual se alaba que no pertenece a ningún Estado, ni empresa ni institución, que no puede ser intervenido, que es imposible de falsificar y que además preserva la identidad del usuario en las transacciones. Sus usuarios y divulgadores insisten en que el bitcoin, como muchas de las casi 500 monedas virtuales que existen actualmente, es, de momento, “un experimento, una expectativa” que trae consigo profundos cambios sociales. Con un funcionamiento sin intermediarios, a través de un protocolo P2P, el bitcoin preconiza cambios radicales para el sistema financiero. Su origen brumoso ayuda a potenciar esta sensación de enfrentarnos a lo desconocido. En noviembre de 2008, un tal Satoshi Nakamoto publicó los principios fundacionales de la divisa en Internet y, mientras se consolidaba el sistema, desapareció del mapa por completo. De él apenas se sabe nada. Se dice que puede ser un matemático, un grupo de científicos, un conglomerado de multinacionales tecnológicas o la misma CIA.
 
Fuente: www.elpais.com